Un poco más, no está de más.
El consumismo en la sociedad.
Las manifestaciones de la crisis social y medioambiental en todo el
planeta son cada vez más visibles: todos los días encontramos ejemplos a
nuestro alrededor o en los medios de comunicación del
injusto reparto de la riqueza y el consiguiente aumento de la pobreza o de los
efectos que el actual desarrollo insostenible tiene para la naturaleza. Serían innumerables los ejemplos, desde los
fenómenos migratorios, hasta la deforestación o desertización, pasando por la
explotación laboral (sobre todo de mujeres y niños) o el efecto invernadero.
Vivimos en una sociedad que favorece el consumismo, nos
hemos convertido en la generación de usar y tirar. La publicidad nos bombardea
con anuncios cuyo objetivo no es nuestro bienestar, sino hacernos
engranajes de un sistema que reduce a las personas al papel de
meros consumidores sumisos. Este modelo económico de producción y consumo tiende cada vez más a su
agotamiento. Es impensable hacer frente a los problemas ecológicos y sociales
que nos afectan sin detener la complicada maquinaria y estructuras que los producen: el neoliberalismo.
Con nuestra forma de consumir podemos influir en la
marcha de la economía y del mundo de una forma directa. Un consumo consciente y
responsable, orientado al fomento de actividades satisfactorias para la
naturaleza y las personas es una gran contribución y un decisivo instrumento de
presión frente al mercado.
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